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SOMOS EL CUATRO POR CIENTO

EL MITO DEL 4% 
Magno Aurelio Torres


Es una premisa errónea: los simpatizantes del ahora partido político Nuevas Ideas comenzaron siendo un grupo minoritario de personas marcadas por la misma decepción tanto en izquierdas como derechas; todo ese cúmulo fue amalgamando desde tiempos de Funes y todos los desmanes que dicho personaje nefasto ocasionó en contra de nuestro país.

Pero la gente de derecha fue la primera en desencantarse de cada acto de corrupción cometido por cuatro gobiernos areneros consecutivos que olvidaron (o nunca hicieron suyos) los trece principios sobre los cuales estriba la constitución del partido ARENA.

Los salvadoreños no somos tontos y los gobiernos areneros cometieron el error de creer que iban a tener adormecidos a seis millones y medio de salvadoreños hábidos de mejores tiempos. El máximo insulto que una nación pudo recibir fue puesto de manifiesto por parte de los gobiernos areneros que propiciaron en 2009 la llegada de lo peor que la decadencia política podría gestar: un gobierno zurdo.

Siempre lo dije: el FMLN no ganó esas elecciones; las perdió ARENA y con esa misma derrota nos hundieron con ellos cada vez más profundo a todos los salvadoreños que buscábamos mejorar nuestro país sin finalidad de lucro o intereses mezquinos como los que marcan el ideario de los partidos políticos hegemónicos.

Como si esto fuera poco, ya en 2014 nos endosaron un clavo más en nuestro ataúd; un escalón más abajo hacia la bancarrota política y moral: un presidente fantasma que no representó más que los intereses de un “familión” rojo y corrupto.

“Ahora tenemos a Nuevas Ideas” me dijo una amiga a quien respeto y quiero mucho; sin embargo es suicidio político otorgarle la plenipotencia a un partido que no es claro en sus planteamientos y que apoya cuanto movimiento populista sea menester apoyar en la amalgama de resentimientos y envidias que se le adjudica el título de “justicia social”; entonces Nuevas Ideas no me representa.

Empero, si no me representan ellos, ni ARENA, ni mucho menos los bastardos de Farabundo Martí, entonces soy del cuatro por ciento.

Es absurdo creer que sólo el cuatro por ciento de los salvadoreños creemos en la vida desde el momento de la concepción; es torpe creer que sólo un cuatro por ciento de personas en El Salvador estamos convencidos que nuestro país merece ser soberano y que nuestra gente tiene capacidad para producir lo necesario para honrar la deuda pública sin recurrir a refinanciarla año tras años con más y más deuda; es de imbéciles creer que sólo el cuatro por ciento de salvadoreños sepamos que el ajuste presupuestario puede hacerse desde la clase política y reduciendo el Estado mediante implementación de políticas que permitan optimizar recursos materiales y capital humano; es irracional creer que solo el cuatro por ciento de nuestros compatriotas estemos convencidos que se puede optar a ser un país más competitivo si se reduce la carga impositiva y que se puede mejorar el crecimiento económico per cápita invirtiendo en MIPYMES y haciendo del emprendimiento una divisa con proyección internacional, aprovechando la apertura de mercado en EUA que contiene un fuerte segmento de mercado en nuestros compatriotas salvadoreños que serían una oportunidad inigualable para posicionar productos de calidad; es inaudito creer sólo un cuatro por ciento de salvadoreños creamos que un asocio con EUA sea vital de cara a mantener o mejorar las condiciones laborales y migratorias de casi tres millones de compatriotas; es aberrante creer que sólo un cuatro por ciento de nuestros hermanos salvadoreños tengamos claro que la corrupción debe combatirse en TODAS SUS ESCISIONES, no sólo cifrando nuestra atención el pasado sino también combatir los que, mediante las ideologías destructivas de género y abortistas, pretenden parasitar el Estado e imponer un pensamiento totalitarios, eliminando libertades individuales en un futuro próximo.

Los que se llenan la boca diciendo “eres del cuatro por ciento” deberían saber que mienten y cometen el mismo craso error que sus adversarios al catalogarlos de “éter” o “minoría virtual”, e inclusive de “troles”. Son ahora ellos los que menosprecian al salvadoreño responsable y trabajador, creyente en Dios y respetuoso de nuestra Carta Magna llamándonos CUATRO POR CIENTO.



Vox El Salvador
Somos gente de bien, Somos gente de derecha.

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