PROTECCIONISMO: OTRA FORMA DE CORRUPCIÓN.
Hablar de
proteccionismo es tan importante como amplio. De éste tema derivan otros como
LA GRATUIDAD y EL ASOCIO GOBIERNO-EMPRESARIOS entre otros.
Una
sociedad entre el administrador de la Cosa Pública y el sector productivo
independiente es una rendija para la corrupción. Dicho asocio luego se
transforma en compadrazgo y finalmente repercuten en sesgos y
"anomalías" en licitaciones, concesiones y/o contratos públicos.
Nuestra
historia es prolífica de casos de licitaciones concedidas a empresas cuyos
propietarios o accionistas son amigos o familiares de los titulares de la
cartera de Estado licitante. El artículo 153, de la Ley de Adquisiciones y
Contrataciones de la Administración pública señala claramente las conductas que
constituyen una muy grave afrenta a la norma jurídica, estipulando como
punición el despido y cese de sus atribuciones (sin responsabilidad para la
institución de gobierno) del funcionario público, adicional a los cargos
civiles y penales pertinentes.
Las
concesiones y privatizaciones en El Salvador se vieron manchadas también por
éste tipo de corruptelas. No obstante, y por si lo ya escrito fuera poco, la
gratuidad hace su aparición en escena como una de las afrentas populistas más
nocivas de nuestra sociedad y de las finanzas estatales. Se trata de una droga
letal muy adictiva que termina asesinando la economía de cualquier país.
El laureado
economista Milton Friedman ya lo criticaba en sus ensayos de economía: "no
existe tal cosa como un almuerzo gratis" diría. El hecho es que todo nuevo
derecho que se inventa inexorablemente deberá ser pagado por alguien; y sí, ese
alguien somos todos los salvadoreños de a pie. La corrupción está muy arraigada
en nuestra idiosincracia y costará mucho explayar la conciencia de las personas de nuestro país.
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